fels

El ómnibus con destino a Salta nos deja en El Carril. Pequeño pueblo a los costados de la ruta.
O la ruta que pasa por el medio del pueblito.
Da igual.
Un pueblito, que es pueblito porque la ruta pasa por ahí.

Caminamos hasta el inicio de la otra ruta donde tenemos que esperar nuestro ómnibus. Justo ahí hay un comedor, pero me aguanto, no cené anoche y no desayuné, no pasé una buena noche, me tengo que aguantar.

No solo que en el pueblo todos se conocen, sino que andamos caminando con nuestras dos mochilotas por ahí, vestimos raro y tenemos la piel de diferente color. Eso no es nada. Tara, la australiana, es pelirroja, recontra pelirroja, demasiado para ser un color de pelo. Acá todos tienen pelo negro, bien negro, y ella, tiene el pelo rojo, bien rojo, casi que revienta de la rojez.
Hace 5 meses que vive en Argentina, vino a aprender españolo, habla bien, pero no le pone punto final a las oraciones. A veces es gracioso, a veces no sé cuando tengo que empezar a hablar.

Vamos hacia los 3000 mtrs. de altura, así que cruzo a comprar unas hojas de coca. “Hojas de coca tiene?”, “si, de cuales quiere?”, ” y de esas verdecitas nomás..”.
Le doy un poco y le enseño como es que funciona, yo sé de esto: “agarrás unas hojas, te las metés en la boca y las masticas un rato.”
A los 2 minutos estamos escupiendo todo. No se mastican, se dejan ahí, entre las muelas y el cachete, cada tanto las podés apretar un poco con los dientes. Amargo aprendizaje.

Hago un precioso cartel para ver si nos levanta alguien. El dedo del vago. Sentado al costado de la ruta con el cartelito: “CACHI”.
“Mi madre me hizo prometerle solo una cosa…”, dice ella, “…que no iba a hacer dedo en Sudamérica…”. La miro. Me mira. “No te preocupes, yo no le voy a decir nada.” Sonríe.
Mi cartel y mi pulgar siguen en su lugar, el dedo lo hago yo. No hay nada que mentir.

Cuarenta minutos después no nos paró nadie. Todos iban para ahí nomás. Seguimos escupiendo pedacitos de coca.
Ella saca un pan, un tomate y una palta, se hace un “sándwich”. Me ofrece, ni loco como esas cosas raras. Cruzo y me compro un sanguche de milanesa, así se llama la milanesa al pan por estos lares. El salame y la milanesa son salú, como dice mi padre.

Para una camioneta frente a nosotros y se baja un señor, “van a Cachi?”, nos miramos y miramos el cartelito tirado en el piso. “Si?”, mi afirmación confundida. “Los llevo más rápido y más barato que si van en colectivo”. Descónfio. Quien es?, Jebús?, se baja así nomás de las alturas y es nuestra salvación?. “El colectivo pasa en 45 minutos”, nos aprieta. Discutimos un poco, muy poco porque nos queremos convencer. Miro a una de las pasajeras de la camioneta y me asiente con la cabeza. Le creo. Le queremos creer.

Ya en la ruta saco mi bolsita de coca y le ofrezco a todos. El conductor agarra un buen puñado, “pará, agarraste para toda la semana”, le digo, se lo pone todo en la boca, vuelta pa´ca, vuelta pa´lla y se lo deposita en un cachete que le queda del doble de grande. Yo me ponía cuatro hojitas nomás. Hago lo mismo, pero se me caen las hojas de la boca. Me mira por el retrovisor riéndose.

El viaje precioso, subiendo a las montañas, caminos de tierra con precipicios debajo, ventana abierta y a cerrarla rápido por el polvo. “Cómo está Uruguay?”, “Punta del Este no?”, “seguís juando de N9?”, “muy seco por acá”, son algunas de los tópicos que toca el chofer. “No hay montañas en Uruguay”, “yo creo que es de orillo, siempre lo pido así, aunque debe ser de orilla”, “miércoles 11”, “una vez hice un examen con la izquierda porque me había quebrado el pulgar de la derecha”, “de Montevideo, como casi todos”, son algunas de mis respuestas.
Cada vez que intento hablar con la otra pasajera, él baja el volumen de la radio y me contesta. El es el remisero.

A los 3mil y pico de metros entramos en el Parque Nacional Los Cardos.
16 kilómetros de cardos protegidos, no se pueden cortar, no se pueden tocar, no se pueden mover, no se pueden, no se pueden. Solo mirarlos. Miles de cardos.
Es la madera de por acá. No hay árboles y los cardos tienen buena madera. Pero éstos no se pueden tocar. Me dice que crecen 1cm. por año, hay muchos de varios metros de altura.
Claro que en ese parque también aterrizan OVNIS, no es un parque cualquiera, “tiene una energía mísstica”. Yo le creo.

Atravesamos el puente sobre el río seco y entramos en Cachi. Nos deja en la plaza, para que de ahí vayamos a donde querramos, cuatro cuadras para cada lado. Nos recomienda un lugar barato para dormir.  Igual buscamos por nuestra cuenta. La paz y calma dominan el pueblo. No hay nadie en las calles, algunos perros y el silencio. El viento caliente sopla a veces. Todo alrededor son montañas. El pueblo, de la época de la colonia se mantiene en el tiempo.

Un Laboratorio de Tratamiento Nuclear para la Investigación de Células Cancerígenas y un Centro de Alto Rendimiento para Deportistas de Elite revientan los ojos en tan calmo paisaje.

Entre que caminamos le explico que cada vez que me hable tiene que empezar con “bo”, que así se habla en Uruguay (nomá).
Llegamos a un hostal que nos dijeron por ahí, preguntamos a unas chicas y nos dicen que está todo ocupado. Bien, las dejamos ir y vamos igual al hostel a preguntar. No es que no le haya creído, pero a veces es mejor tener una segunda opinión. Llegamos y un gurí mirando la tele sentado en un sillón, muy cómodo. Es el hijo de la dueña, buena onda, le gusta el fútbol y hoy va a hinchar por Uruguay, pero no sabe nada del hostal, si hay gente, si está lleno, cuanto cuesta, nada, no sabe nada. Estos jóvenes de ahora.

En eso entran las mismas dos chicas que nos habían dicho antes que estaban lleno. Nos miramos y nos reímos. “No  te creía” me manda al frente Tara. “No, lo que pasa es que mi hermano vino el año pasado y nos recomendó este precioso hostel y queríamos venir a conocerlo, de verdad que es muy lindo…”. Agradece y nos invita a pasar en 2 horas por si cancelan una habitación. Alcahuete. Igual era carísimo.

Seguimos averiguando en otros pero todos estaban de vivos. Volvimos al que nos había dicho  el remisero, éste sí era el mismo al que había ido mi hermano el año pasado, el que me había recomendado por precioso y quería ir a conocerlo, de verdad que era muy lindo.

Cinco dormitorios, cada uno con 6 camas. Una de esas camas, de uno de esos cuartos lo ocupaba John, el ciclista silencioso. Un irlandés de 55 años que estaba recorriendo Argentina en bici. Hombre de pocas palabras, casi que solo las necesarias. Hombre de muchas pedaleadas. Hombre de rodillas con cascaritas. Hombre de calza todo el día.  Hombre de caramañola en mano. John el silencioso.

Elegimos uno con vista al frente y salimos a buscar un lugar para almorzar.

El ómnibus que viene de Salta acaba de estacionar. Sentado al cordón de la vereda está el francés del día anterior, habíamos quedado en vernos ahí… lo saludo de enfrente con la mejor sonrisa… (maldito destino).

Es de Paris, habló en un boliche con Amelie y es amigo del hermano de Michel Gondry. Lleva en la mochila seis libros, 16 pares de medias blancas y un cubo de Rubik. Escucha jazz francés y a Pink. Es un buen amigo de viaje, desde entonces que andamos recorriendo juntos. Se llama Yann y yo que “i wanna be forever young”.

Cruzamos a su encuentro, choque los cinco, saludos y la mala noticia: cuando se estaba por bajar le manotearon la cámara de fotos… así que a buscarla en la mochila, en el ómnibus, en la calle, en el puente. No está, la perdió, se la robaron, nadie sabe. Se acerca un monje de sotana beige y un gran crucifijo colgando del cuello. Lo agarra de ambas manos y lo santifica, “el señor te va a ayudar a encontrarla”, nos hace una cruz en el aire a cada uno de nosotros y se marcha. Fue el.

Volvemos al hostal y lo metemos en “nuestro” cuarto, elije cama, se lamenta por la cámara y salimos. En 20 minutos juega Uruguay y en el hostal no hay TV. Los bares están cerrados y los que están abiertos no lo pasan. Vamos al primer hostal a ver el partido, sillón frente a la tele, casi que perfecto.

Golpeamos la puerta y entramos. Están todas las mujeres maquillándose en el fondo, entro y me reciben con una sonrisa de labial rojo, “uruguayo, acaban de ocupar el cuarto… una lástima..”, “uh.. que pena, igual podemos ver el partido de Uruguay acá?”. Sillón, papas fritas y cervezas, casi que perfecto. Perdimos 1 a 0.

Para cenar buscamos ver el partido de Argentina vs. Brasil en un bar con la gente de ahí, nada de turistas, bueno, está bien, sólo Tara y Yann. Entramos, un barcito con muchas caras salteñas, gente de Cachi sin tele en su casa, que se junta para ver el partido, para apoyar al equipo de todos, al que todos quieren y al que todos pone mal, el evento de la semana y del mes, los pobres salteños apoyando a la selección de Maradona y los niños millonarios. Aman el fútbol acá. Aman a Maradona acá. Quieren que se vaya Maradona acá. No hay lugar acá. Llegamos muy sobre la hora. Hubiese sido precioso compartir ese momento.

Vemos el partido en otro bar, con locro y mucho vino. La única manera de bajar el locro.

Al terminar el partido todo el pueblo va a un cumpleaños de 18 o a la peña que hay en un bar a tres cuadras de la plaza, nosotros pasamos a saludar por el cumpleaños y seguimos a la peña. Noche de folklore en Cachi. Buena música y el cuerpo oficial de baile del pueblo, seis niños perfectamente vestidos de gauchos y chinas. Uno de ellos era el del cumpleaños.

Pasados unos vinos y varios chamamés, llega un platito con una vela encima. Miro el reloj, 00:05, mi cumpleaños, me pongo nervioso, el cantante deja de cantar su tema para comenzar con el cumpla feliz (que los cumplas uruguayo, que los cumplas feliz), yo feliz, la gente de otras mesas saludándome, “uruguayo!”, gritaron unos borrachos mientras levantaban su vaso, “espero que madures” me dijo la señora de al lado; raro y feliz nuevo cumpleaños. La torta un bolazo. Un dulce raro con unas nueces, no tenían otra cosa. No la terminamos. No nos la cobraron.

Al día siguiente fuimos de visita al cementerio, en las alturas del pueblo. Colorido y con una preciosa vista, todas las montañas de fondo y el pueblo a sus pies. El cielo más cerca.
Luego nos fuimos en busca de La Aguada, siguiendo un cartel. Hace mucho calor y está todo muy seco, todo lo que sea con agua vamos tras ella. Propongo un juego bien fácil, cada uno tiene que cantar una canción típica de su país para amenizar el paseo, yo voy último. The australian girl algo en inglés, poca onda, les français, algo en francés, más divertido pero desentonando, entre risas me toca a mí y me nublo, no me puedo concentrar, es como cuando querés chiflar y te estás riéndo, me toca, creo una espectativa innecesaria, me viene a la mente la letra y canción deseada “me gané con un cupón, que tiraron debajo de la puerta, una noche de pasión con shakira en mi habitación…”, le agrego unos pasos y me retiro ovacionado hacia un costado del camino a hacer pichi. Unos kilómetros después de caminar bajo el sol le preguntamos a una señora qué hay en La Aguada.,”Unas casitas… y ahí vive el cura”, “no hay agua?, un laguito?…cascadita?” media vuelta y a almorzar al pueblo.

Toco acá es seco, muy seco. Esto lleva a que en mis narinas se crean muchas mucosidades, muchas, más de las que puedo quitar. Estoy pasando por mis mejores momentos de mocos, lo disfruto, me gusta sacarme mocos.
No hay humedad. No existen los bichitos de la humedad y la frase “la humedad es lo que mata” no tiene validez por estos lares. La sal salta libremente en los saleros. La gente no se queja de los huesos.

Domingo en Cachi, donde no pasa mucho y menos un domingo. Sólo nos quedaba seguir comiendo y descansando de tantas hermosas vistas.

Busco un locutorio para llamar a casa para saludar a mi madre en el día de la celebración de mi parto, su cesárea. Lo atiende un joven, gran conversador. Estaba estudiando para entrar a la Armada, hacía poco había leído sobre la Revolución Francesa y le contaba cosas al francés (que entiende poco españolo), le explicaba a la australiana que Australia no era un continente ni una isla, sólo un país muy grande, no nos dejaba ir, conectaba un cuento con otro, tampoco nos dejaba hablar, tal vez no quisiéramos para no dar más conversación, “y acá vienen de todos los países a entrenarse en el Centro de Alto rendimiento” dice mientras señala a nuestras espaldas, nos damos vuelta y la pared de una casa corta la línea imaginaria que acababa de crear éste joven, “vienen boxeadores de Cuba, y estuvo Fels…”, todos asentamos con la cabeza sin querer comentar mucho más, viendo nuestro poco interés explica “Fels, el nadador, lo conocen?”,  nos miramos todos sin entender mucho, poca atención prestada, “el que estuvo en la olimpíadas ahora y gano medallas…”, lo miro sorprendido “Michael Phelps estuvo acá?, en Cachi?”, asiente con la cabeza como si le hubiera preguntado si le gusta el dulce de leche. Increíble. No por lo increíble del asunto, sino por lo poco creíble.
Aprovechamos el momento en que se quedó sin saliva para despedirnos y salir corriendo.

A la mañana siguiente nos volvemos en remise, nos sale más barato y es más cómodo y rápido que el colectivo. Está uno al lado del otro. Conviven en paz.

El próximo destino Salta, la capital de la empanada, pocas horas de paso sólamente para comprar la cámara robada.
(Yo no me voy sin mis empanadas).

a

b

DSC_0259

DSC_0268

DSC_0276

DSC_0293

DSC_0296

turupamaq.wordpress.com

14 thoughts on “fels

  1. boluuudoo tendrias que haber pedido las hojitas amarillas,, esas sí entran en el cachete

    qué desierto! aire gente, otro mundo tan cerquita,

    como decia Gelman, pero a la inversa:
    mis pies caminan en tus pies, mis pies

  2. Tatiiiiiiiiiiiiiiii

    Que bueno, se ve que la estas deseando mucho, tene cuidado!!!, protegete, no seas boludo, cuidate,come moderadamente las Empanadas….
    Como dice Papi, si pasa algo, complementalas con Salame.
    Un beso enorme

    Papa

  3. grande tato! me encanta como escribis, muy buenooo, muy fluido, muchas imagenes y muy gracioso!! las fotos estupendas como siempre! falto la foto de la colorada y el franchute! cuidate, divertite mucho y suerte tururap!

  4. GRANDE Tato !
    Sorry por olvidar el Cumple.De acuerdo a tu prosa (con dialogo incluido) la pasaste MB.
    Gracias nuevamente por regalarnos en letras lo que ven tus ojos y lo que va transmitiendo tu croqueta.
    Ta bueno!!! (como las empanadas)
    Abrazo del Sur

  5. Tatito querido, que lindo ver qeu estas paseando y recorriendo de lo lindo!!

    Yo recien hoy puedo bajar un poco las revoluciones poerque lo de la lanparty me mato!!!

    Te mando un abrazo gigante y me voya poner a tiro a leer el blog completo

    Como siempre, sacas las mejores fotos que vi HDP!!

  6. Sos un cague de risa Tatin!!!! Como te quiero!!!!
    Te esperamos de brazos abiertos y milanesas con puré!! jajaja
    Besotes querido y hasta prontito!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *